Debo aclarar dos cosas antes de empezar mi
crítica: primero, sí, lo leí por morbo, porque la idea de la serie, su concepto
es atractivamente oscuro. Segundo, sí, LEÍ el libro, porque no soy amante de
las adaptaciones ─tienen altas probabilidades de arruinar el producto original
la mayoría de las veces─, porque no tengo paciencia de pasarme trece capítulos
de una hora, porque al leer captas la esencia del autor original y el libro te
da ciertas libertades. Así pues, mi critica versará del texto de Jay Asher.
Mi consejo: si eres una persona con
depresión o tendencias suicidas: NO LO LEAS/MIRES o ten muy a mano el número de
tu terapeuta. No soy terapeuta, pero sí paciente, tuve ambos males y supongo
que puedo hablar un poco desde mi experiencia personal. Cuando eres una persona
con depresión, tiendes a ver las cosas unos cien tonos más oscuros de lo que
son en realidad, ergo tu visión no es nada objetiva. Se cava un pozo del cual
no se sale solo, lo principal es pedir ayuda y cuando la ayuda llega, ACEPTARLA.
Esto es la idea principal por la que creo que el libro no funciona.
La narración se encuentra estructurada en
un estilo de historia dentro de otra historia, al modo de Frankenstein, es lo
que se me viene a la mente, lleno de flashbacks. Por un lado tenemos a Clay
caminando por su pueblo y recordando a Hanna y a los demás, por otro lado,
tenemos la voz de Hanna relatando sus experiencias personales, que contrastan
con los rumores populares. Aunque se entiende la función de esta estructura
(contraponer los puntos de vista de Hanna a los del resto), me resulta bastante
incómodo estar saltando tan asiduamente del presente al pasado y de la mente de
un personaje al otro. El libro es tan caótico como la mente de su protagonista
femenina.
La historia comienza bien, de manera
interesante, con un paquete de cintas de casetes que amenazan al oyente con
publicar sus supuestos secretos oscuros si éste no se somete y va pasando la
cadena, en la cual explica por qué cada uno de ellos es culpable de su
suicidio. Lo que te mantiene en vilo es saber cuáles fueron los males que
arrastran a la joven a su fatídico final y sobre todo las implicaciones del
protagonista, pues Hanna lo acusa ─falsamente─ de ser una de sus razones.
Funciona bien como novela de intrigas, aunque se va desinflando hacia el final.
Mi visión de ella a lo largo de la trama
pasa de ser la de una pobre víctima de acoso, a ser una persona estúpida y
manipuladora que de alguna manera busca vengarse ─aunque ella diga que no─ con
su morbosa carta suicida, al estilo de los fantasmas vengativos japoneses, que
vuelven con la última misión de cagar la vida del supuesto responsable. Si
Hanna sabía bien que todos los actos tienen consecuencias, pues lo remarca
varias veces, ella debió ser consecuente ─valga la redundancia─ con su premisa
y tener consciencia de que una vez que su vida se terminara, la de los demás
seguiría adelante y muchos enfrentarían problemas a causa de sus casetes,
tratando de evitar ella misma convertirse en aquello “que le quitó la vida”. Si
a pesar de entender perfectamente todo eso, procedió, eso, mis estimados, es
venganza y egoísmo. Si no ¿por qué decirle al señor Porter que se lleve las
cintas al infierno? ¿no es cruel?
Además, ella declara en un momento “¿Por
qué iba una chica muerta a decir mentiras?”. ¿Y por qué no? Eso es una falacia
argumentativa. Era una adolescente así que no esperaba que tuviera una mente
brillante, pero que una persona esté muerta, no la hace automáticamente buena y
honesta. Además en algunos casos, la verdad es relativa, como en este, que
estamos viendo su punto de vista sesgado por la depresión. El texto quiere
alardear de que trata en profundidad los temas del suicidio y la depresión,
pero en realidad no es así, sólo lo utiliza como guía para llevar una trama
romántica. Y no me refiero al romance de parejas, sino a romantizar una situación
hasta volverla una tragedia: es una excusa para que Hanna se haga la víctima.
Por ejemplo, ¿qué culpa tiene un ancianito cualquiera de no notar su presencia,
ni conocerla, ni saber que ella vivió antes en su misma casa? Ella no era el
centro del pueblo, estaba muy paranoica.
No estoy diciendo que “las trece razones”
no tuvieran la culpa, cada uno cometió errores que la hirieron, algunos por
actos, otros por omisión. Pero a mi parecer, ella tuvo la mitad de la culpa.
Ella empieza siendo una joven relativamente inocente que es víctima de un
desengaño, el cual paulatinamente deviene en bullying ─de nuevo, no estoy
indultando de sus culpas a los bullies de Hanna, pues la influyeron─, pero a medida
que la trama avanza, ella se va metiendo cada vez más y cada vez con mayor
consciencia en situaciones más complicadas, al tiempo que va comiéndose la
cabeza con pensamientos negativos.
En muchas oportunidades a lo largo de su
historia ella tiene la oportunidad de parar y cambiar las cosas, puede pedir
ayuda a los mayores ─en este texto es casi como si los adultos no tuvieran
injerencia, no tuvieran existencia verdadera y creíble, los padres no hacen
demasiadas preguntas, los profesores no ayudan lo suficiente─, en los casos más
complejos podría haber acudido a las autoridades, podía haber hablado antes con
los profesores, sé que clama no recibir atención de sus padres pero debería
haber insistido más. No debió darle la espalda a la persona que de verdad
quería ayudarla, debió doblegar su orgullo. Cuando alguien le sugirió que se
había abandonado a sí misma no debió haberlo aceptado sin más, debió haberse
opuesto a esa idea y pelear más por su propio bienestar. Debió prestar menos
atención a las opiniones de otros y dejarse convencer de que las estaba
sobrevalorando.
Cuando descubrió el amor de Clay, no debió
ser tan cobarde de darle simplemente la espalda y limitarse a decirle “lo
siento”. Aunque había tomado la decisión de flotar por sobre el instituto y
había asumido que ya era demasiado tarde y que para ella no quedaba nada allí,
debió retractarse, permitirse replanteárselo y no ponerse terca sobre aquella
idea. Creo que su orgullo la mató.
Es allí donde debemos empezar a darle la
razón a Marcus, él la describe como una chica que estaba tratando de llamar la
atención, que estaba buscando una excusa para matarse y a unos culpables.
Marcus en su momento fue un tonto, pero de todos modos tenía razón, ninguna de
las cosas que a ella le pasaban, por más malas que fueran eran excusas
suficientes para suicidarse. Es cierto que cada vez las cosas se ponen más
feas, pero todas ellas tenían la posibilidad de arreglarse hablando con el
implicado o con alguien mayor.
Desde Clay en adelante, dan ganas de
pegarle a Hanna. Se puede decir que ella estaba tan enojada consigo misma que
empezó a rumiar sobre el pasado, buscando y sumando todos sus dolores y luego
buscando formas de autocastigarse y convencerse de que merecía morir. Como
cuando se ve con Bryce a sabiendas de lo que éste le hará y sucumbiendo a las
patrañas que le habían dicho por años, o como cuando va con el señor Porter pre
asumiendo que éste no la ayudará. Seamos honestos, ella no entró allí buscando
ayuda. De ser así, no habría puesto tantos obstáculos a sus preguntas, tantas
frases dobles y tantas evasivas y hubiera hablado llanamente pidiendo auxilio y
delatando a quienes ella consideraba culpables ─¿o es que en el fondo no los
consideraba tales y por eso temía acusando por lo alto?─. Cuando yo no pude más
con mi depresión, tuve que decir: lo siento, pienso en el suicidio, pero no
quiero morir, no sé qué pasa y necesito que alguien me lo diga y gente que me
sostenga.
No redundaré en los errores de cada
personaje, porque Hanna hace eso bastante bien. Ellos fueron egoístas,
insensibles y no se detuvieron a tiempo. Pero creo que hablaré de algunas cosas
que no estaban tan fuera de su control, sin un orden en específico.
Cuando se dio cuenta de que había un fisgón
en su ventana ¿por qué no llamó a nadie? ¿es que quería hacerse la valiente? ¿o
quería victimizarse?
Si se dio cuenta de que Courtney tenía una
mente morbosa y a sabiendas de que ya tenía un buen prontuario de rumores
desagradables, ¿por qué se arriesgó, al estar en su casa, a que ella hiciera
todo eso de las poses sensuales y las “sorpresas” de su cajón? ¿Quién carajos
confía tanto y tan de pronto en alguien a quien apenas saluda en los pasillos
sólo porque su cara luce agradable? Si se dio cuenta de que ella sólo quería
utilizarla de chofer ¿por qué ilusa esperanza accedió? ¿Dónde dejó a su
dignidad? Y si sabía que era malo verla con Bryce y supuestamente estaba tan
asqueada de las juergas, ¿por qué accedió deliberadamente a su morbosa invitación
en esa última fiesta?
Cuando supo que Zach se robaba sus notas
¿Por qué no lo habló con la profesora de la cátedra y lo encaró de buenas a
primeras?
Cuando le robaron su poema, ¿por qué no
habló de cara al muchacho pidiéndole que se disculpara o la resarciera? Cuando
se dio cuenta de que su poema iba a ser diseccionado, ¿por qué no habló en
privado con el docente para pedirle que retiraran aquello de la currícula y
explicar el problema por el que se estaba metiendo? ¿Y de paso probar que el
chico era un ladrón?
¿Por qué decidió que escribir poemas era
más efectivo que el psicólogo, si se dio cuenta pronto de que eso no era verdad?
¿Por qué no insistió en pedir ayuda sobre
el suicidio en la asignatura de Comunicación?
¿Por qué no acusó a Bryce ante las
autoridades cuando todavía podía?
En definitiva, ¿por qué no abrió su bocaza
en las mil veces que podía haber aportado soluciones, pero en cambio decidió
hacerlo después de muerta, cuando sólo iba a aportar problemas?
Creo que este es el inconveniente principal
del libro, da un mal mensaje, el de la no-comunicación, el de la no-lucha por
la vida, de que el prejuicio acaba siendo superior a la verdad y una especie de
ensalzamiento de la depresión, la solapada venganza y el bullying, porque quien
no habla es cómplice. Y no es que esté acusando a la víctima, simplemente estoy
diciendo que de algún modo Hanna fue cómplice de sus propias desgracias, porque
además de exponerse deliberadamente en ciertas ocasiones, no supo defenderse
cuando tuvo oportunidad y en vez de arreglar las cosas las empeoró. Ella no podía
esperar a que los demás tuvieran una bola de cristal y por arte de magia
descubrieran lo que a ella le estaba pasando, tampoco podía pre asumir que
nadie estaba dispuesto a ayudar basándose en el comportamiento de un par de
idiotas (otra falacia argumentativa. Que un grupo de gente tenga deficiencias
de carácter no significa que toda la gente sea así). Recuerdo que en nuestra
congregación una vez pasó algo semejante. Una hermana que asistía poco a los
cultos tuvo un grave problema y se enojó con los pastores porque éstos no la
llamaron para preguntar cómo estaba ¿Cómo se suponía que ellos iban a saber que
la estaba pasando mal si ella no iba a pedir consejo? Que no todos los
ministros tienen el don de profecía, joder.
Las ideas finales de la novela, de que es
importante seguir adelante a pesar de las cosas malas funcionaría, si no fuera
porque todo el resto del libro nos ha estado remarcando lo contrario. Al final,
la idea de Clay de enterrar a la problemática Hanna y centrarse en su nueva
amiga es lo más sabio y saludable que haría jamás.
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