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domingo, 9 de septiembre de 2018

13 reasons why: de funcionar a no hacerlo


Debo aclarar dos cosas antes de empezar mi crítica: primero, sí, lo leí por morbo, porque la idea de la serie, su concepto es atractivamente oscuro. Segundo, sí, LEÍ el libro, porque no soy amante de las adaptaciones ─tienen altas probabilidades de arruinar el producto original la mayoría de las veces─, porque no tengo paciencia de pasarme trece capítulos de una hora, porque al leer captas la esencia del autor original y el libro te da ciertas libertades. Así pues, mi critica versará del texto de Jay Asher.
Mi consejo: si eres una persona con depresión o tendencias suicidas: NO LO LEAS/MIRES o ten muy a mano el número de tu terapeuta. No soy terapeuta, pero sí paciente, tuve ambos males y supongo que puedo hablar un poco desde mi experiencia personal. Cuando eres una persona con depresión, tiendes a ver las cosas unos cien tonos más oscuros de lo que son en realidad, ergo tu visión no es nada objetiva. Se cava un pozo del cual no se sale solo, lo principal es pedir ayuda y cuando la ayuda llega, ACEPTARLA. Esto es la idea principal por la que creo que el libro no funciona.
La narración se encuentra estructurada en un estilo de historia dentro de otra historia, al modo de Frankenstein, es lo que se me viene a la mente, lleno de flashbacks. Por un lado tenemos a Clay caminando por su pueblo y recordando a Hanna y a los demás, por otro lado, tenemos la voz de Hanna relatando sus experiencias personales, que contrastan con los rumores populares. Aunque se entiende la función de esta estructura (contraponer los puntos de vista de Hanna a los del resto), me resulta bastante incómodo estar saltando tan asiduamente del presente al pasado y de la mente de un personaje al otro. El libro es tan caótico como la mente de su protagonista femenina.
La historia comienza bien, de manera interesante, con un paquete de cintas de casetes que amenazan al oyente con publicar sus supuestos secretos oscuros si éste no se somete y va pasando la cadena, en la cual explica por qué cada uno de ellos es culpable de su suicidio. Lo que te mantiene en vilo es saber cuáles fueron los males que arrastran a la joven a su fatídico final y sobre todo las implicaciones del protagonista, pues Hanna lo acusa ─falsamente─ de ser una de sus razones. Funciona bien como novela de intrigas, aunque se va desinflando hacia el final.
Mi visión de ella a lo largo de la trama pasa de ser la de una pobre víctima de acoso, a ser una persona estúpida y manipuladora que de alguna manera busca vengarse ─aunque ella diga que no─ con su morbosa carta suicida, al estilo de los fantasmas vengativos japoneses, que vuelven con la última misión de cagar la vida del supuesto responsable. Si Hanna sabía bien que todos los actos tienen consecuencias, pues lo remarca varias veces, ella debió ser consecuente ─valga la redundancia─ con su premisa y tener consciencia de que una vez que su vida se terminara, la de los demás seguiría adelante y muchos enfrentarían problemas a causa de sus casetes, tratando de evitar ella misma convertirse en aquello “que le quitó la vida”. Si a pesar de entender perfectamente todo eso, procedió, eso, mis estimados, es venganza y egoísmo. Si no ¿por qué decirle al señor Porter que se lleve las cintas al infierno? ¿no es cruel?
Además, ella declara en un momento “¿Por qué iba una chica muerta a decir mentiras?”. ¿Y por qué no? Eso es una falacia argumentativa. Era una adolescente así que no esperaba que tuviera una mente brillante, pero que una persona esté muerta, no la hace automáticamente buena y honesta. Además en algunos casos, la verdad es relativa, como en este, que estamos viendo su punto de vista sesgado por la depresión. El texto quiere alardear de que trata en profundidad los temas del suicidio y la depresión, pero en realidad no es así, sólo lo utiliza como guía para llevar una trama romántica. Y no me refiero al romance de parejas, sino a romantizar una situación hasta volverla una tragedia: es una excusa para que Hanna se haga la víctima. Por ejemplo, ¿qué culpa tiene un ancianito cualquiera de no notar su presencia, ni conocerla, ni saber que ella vivió antes en su misma casa? Ella no era el centro del pueblo, estaba muy paranoica.
No estoy diciendo que “las trece razones” no tuvieran la culpa, cada uno cometió errores que la hirieron, algunos por actos, otros por omisión. Pero a mi parecer, ella tuvo la mitad de la culpa. Ella empieza siendo una joven relativamente inocente que es víctima de un desengaño, el cual paulatinamente deviene en bullying ─de nuevo, no estoy indultando de sus culpas a los bullies de Hanna, pues la influyeron─, pero a medida que la trama avanza, ella se va metiendo cada vez más y cada vez con mayor consciencia en situaciones más complicadas, al tiempo que va comiéndose la cabeza con pensamientos negativos.
En muchas oportunidades a lo largo de su historia ella tiene la oportunidad de parar y cambiar las cosas, puede pedir ayuda a los mayores ─en este texto es casi como si los adultos no tuvieran injerencia, no tuvieran existencia verdadera y creíble, los padres no hacen demasiadas preguntas, los profesores no ayudan lo suficiente─, en los casos más complejos podría haber acudido a las autoridades, podía haber hablado antes con los profesores, sé que clama no recibir atención de sus padres pero debería haber insistido más. No debió darle la espalda a la persona que de verdad quería ayudarla, debió doblegar su orgullo. Cuando alguien le sugirió que se había abandonado a sí misma no debió haberlo aceptado sin más, debió haberse opuesto a esa idea y pelear más por su propio bienestar. Debió prestar menos atención a las opiniones de otros y dejarse convencer de que las estaba sobrevalorando.
Cuando descubrió el amor de Clay, no debió ser tan cobarde de darle simplemente la espalda y limitarse a decirle “lo siento”. Aunque había tomado la decisión de flotar por sobre el instituto y había asumido que ya era demasiado tarde y que para ella no quedaba nada allí, debió retractarse, permitirse replanteárselo y no ponerse terca sobre aquella idea. Creo que su orgullo la mató.
Es allí donde debemos empezar a darle la razón a Marcus, él la describe como una chica que estaba tratando de llamar la atención, que estaba buscando una excusa para matarse y a unos culpables. Marcus en su momento fue un tonto, pero de todos modos tenía razón, ninguna de las cosas que a ella le pasaban, por más malas que fueran eran excusas suficientes para suicidarse. Es cierto que cada vez las cosas se ponen más feas, pero todas ellas tenían la posibilidad de arreglarse hablando con el implicado o con alguien mayor.
Desde Clay en adelante, dan ganas de pegarle a Hanna. Se puede decir que ella estaba tan enojada consigo misma que empezó a rumiar sobre el pasado, buscando y sumando todos sus dolores y luego buscando formas de autocastigarse y convencerse de que merecía morir. Como cuando se ve con Bryce a sabiendas de lo que éste le hará y sucumbiendo a las patrañas que le habían dicho por años, o como cuando va con el señor Porter pre asumiendo que éste no la ayudará. Seamos honestos, ella no entró allí buscando ayuda. De ser así, no habría puesto tantos obstáculos a sus preguntas, tantas frases dobles y tantas evasivas y hubiera hablado llanamente pidiendo auxilio y delatando a quienes ella consideraba culpables ─¿o es que en el fondo no los consideraba tales y por eso temía acusando por lo alto?─. Cuando yo no pude más con mi depresión, tuve que decir: lo siento, pienso en el suicidio, pero no quiero morir, no sé qué pasa y necesito que alguien me lo diga y gente que me sostenga.
No redundaré en los errores de cada personaje, porque Hanna hace eso bastante bien. Ellos fueron egoístas, insensibles y no se detuvieron a tiempo. Pero creo que hablaré de algunas cosas que no estaban tan fuera de su control, sin un orden en específico.
Cuando se dio cuenta de que había un fisgón en su ventana ¿por qué no llamó a nadie? ¿es que quería hacerse la valiente? ¿o quería victimizarse?
Si se dio cuenta de que Courtney tenía una mente morbosa y a sabiendas de que ya tenía un buen prontuario de rumores desagradables, ¿por qué se arriesgó, al estar en su casa, a que ella hiciera todo eso de las poses sensuales y las “sorpresas” de su cajón? ¿Quién carajos confía tanto y tan de pronto en alguien a quien apenas saluda en los pasillos sólo porque su cara luce agradable? Si se dio cuenta de que ella sólo quería utilizarla de chofer ¿por qué ilusa esperanza accedió? ¿Dónde dejó a su dignidad? Y si sabía que era malo verla con Bryce y supuestamente estaba tan asqueada de las juergas, ¿por qué accedió deliberadamente a su morbosa invitación en esa última fiesta?
Cuando supo que Zach se robaba sus notas ¿Por qué no lo habló con la profesora de la cátedra y lo encaró de buenas a primeras?
Cuando le robaron su poema, ¿por qué no habló de cara al muchacho pidiéndole que se disculpara o la resarciera? Cuando se dio cuenta de que su poema iba a ser diseccionado, ¿por qué no habló en privado con el docente para pedirle que retiraran aquello de la currícula y explicar el problema por el que se estaba metiendo? ¿Y de paso probar que el chico era un ladrón?
¿Por qué decidió que escribir poemas era más efectivo que el psicólogo, si se dio cuenta pronto de que eso no era verdad?
¿Por qué no insistió en pedir ayuda sobre el suicidio en la asignatura de Comunicación?
¿Por qué no acusó a Bryce ante las autoridades cuando todavía podía?
En definitiva, ¿por qué no abrió su bocaza en las mil veces que podía haber aportado soluciones, pero en cambio decidió hacerlo después de muerta, cuando sólo iba a aportar problemas?
Creo que este es el inconveniente principal del libro, da un mal mensaje, el de la no-comunicación, el de la no-lucha por la vida, de que el prejuicio acaba siendo superior a la verdad y una especie de ensalzamiento de la depresión, la solapada venganza y el bullying, porque quien no habla es cómplice. Y no es que esté acusando a la víctima, simplemente estoy diciendo que de algún modo Hanna fue cómplice de sus propias desgracias, porque además de exponerse deliberadamente en ciertas ocasiones, no supo defenderse cuando tuvo oportunidad y en vez de arreglar las cosas las empeoró. Ella no podía esperar a que los demás tuvieran una bola de cristal y por arte de magia descubrieran lo que a ella le estaba pasando, tampoco podía pre asumir que nadie estaba dispuesto a ayudar basándose en el comportamiento de un par de idiotas (otra falacia argumentativa. Que un grupo de gente tenga deficiencias de carácter no significa que toda la gente sea así). Recuerdo que en nuestra congregación una vez pasó algo semejante. Una hermana que asistía poco a los cultos tuvo un grave problema y se enojó con los pastores porque éstos no la llamaron para preguntar cómo estaba ¿Cómo se suponía que ellos iban a saber que la estaba pasando mal si ella no iba a pedir consejo? Que no todos los ministros tienen el don de profecía, joder.
Las ideas finales de la novela, de que es importante seguir adelante a pesar de las cosas malas funcionaría, si no fuera porque todo el resto del libro nos ha estado remarcando lo contrario. Al final, la idea de Clay de enterrar a la problemática Hanna y centrarse en su nueva amiga es lo más sabio y saludable que haría jamás.

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